Hace ya un par de años hemos ido notando cada vez más la tendencia a la inmigración de extranjeros a Chile. Como bien sabemos, la ley siempre viene a regular una vez que el problema se ha creado.
La nueva ley de inmigración reemplaza a la vigente desde 1975, después de 8 años de tramitación parlamentaria. Y tiene como propósito, ser un contrapeso regulando la masividad de ingresos a nuestro país y al mismo tiempo aprovechar los beneficios que genera el ingreso a la sociedad y a sus integrantes. Se calcula que a fines de 2019 había 1,5 millones de extranjeros, alrededor de un 8% de la población, con un promedio de edad inferior al nacional - no todo es malo- esto ayuda a retrasar el envejecimiento y aumentar la capacidad laboral del país.
El origen de los extranjeros muestra un alto porcentaje de venezolanos (30,5%), seguidos de peruanos, haitianos, colombianos y bolivianos y solo el 22,4% de otras nacionalidades, reflejando el carácter latinoamericano del fenómeno. Al mismo tiempo se ha generado un incremento de los hijos de parejas de nacionalidades mixtas.
Esta nueva disposición legal, modifica la institucionalidad, al crear el Servicio Nacional de Migraciones dependiente del Ministerio del Interior, y el Consejo de Política Migratoria, que determinará la política nacional sobre el tema y que cumple con una función coordinadora, ya que estará compuesto por integrantes de las distintas instituciones involucradas.
Además, esta ley establece 13 categorías de residencia temporal en el país, entre las que se cuentan trabajo, estudios, reunificación familiar, trabajo temporal (labores estacionales) y razones humanitarias, además de otra visa destinada a buscar oportunidades laborales e incluso una especial para pacientes bajo tratamiento médico. Sin embargo, establece que el postulante debe obtenerla en su país de origen, lo que hará más difícil el ingreso, tal como ocurrió de forma drástica con los haitianos y esta sucediendo con los venezolanos.
Un tema de principal importancia para esta ley se relaciona con los requisitos para la estadía en el país y el tipo de visa que se requiere para hacerlo. Ya que la permanencia de trabajadores indocumentados es crítica, por el hábito de ingresar como turista y después buscar empleo, pero en malas condiciones por su ilegalidad con la llamada “visa de turismo laboral”. El ingreso de ilegales presenta un problema por su número, ya que a pesar de la fuerte reducción de la visa de “turismo laboral”, continúa la entrada irregular por la zona norte, especialmente a través de Bolivia.
Una vez que la nueva ley sea publicada en el Diario Oficial, comenzará el periodo de inscripción para un proceso de regularización extraordinaria. Podrán solicitar un permiso de residencia temporal quienes estén en situación irregular siempre y cuando hayan ingresado al país por pasos habilitados y no tengan antecedentes penales. Con un plazo para hacer la solicitud de 180 días desde que se publique la ley.
Quienes hayan ingresado al país por pasos no habilitados podrán salir del país sin ser sancionados, en el plazo de 180 días desde la publicación de la ley en el Diario Oficial, siempre y cuando no tengan una prohibición judicial de salir de Chile.
Según datos de Extranjería, el año pasado han entrado a Chile cerca de 10 mil personas por pasos no habilitados. Según Álvaro Bellolio: (Director Departamento de Extranjería y Migración) “La futura ley se hace cargo del ingreso clandestino, pues están mejor definidos los derechos y deberes y se generan los incentivos correctos, porque la facilidad de la integración laboral y social cuando se tiene visa desde el día uno ayuda”.
También la nueva ley aumenta la lista de delitos establecidos en el Código Penal por los cuales no se permite el ingreso a Chile. Incluyendo a personas condenadas por tráfico ilícito de estupefacientes, femicidio, secuestro de menos y robo con violación, entre otros.
Nicolás De La Fuente Hurtado.
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